Autor: Germán Rabellino

Responsable de contenidos en Wolo. Nuestro objetivo es ofrecerte información precisa y valiosa sobre el mercado inmobiliario para que puedas tomar decisiones acertadas, en momentos correctos. En Wolo estamos revolucionando el sector inmobiliario, con el compromiso de hacerlo cada vez más cómodo, seguro y transparente para todos. ¡Espero que disfrutes de nuestros artículos!
  • Turismo en auge: el alquiler vacacional se dispara en un 143% en solo 10 años

    España ha experimentado una transformación radical en sus opciones de alojamiento turísticas. En el primer cuatrimestre de 2025, el país superó los 25,6 millones de turistas extranjeros, y el alquiler vacacional ha crecido un 143 % desde 2015, según datos del INE.

    Este boom no solo muestra el interés creciente por este tipo de alojamiento, pues también evidencia un cambio estructural en cómo se abastece la demanda turística: los turistas buscan cada vez más la comodidad, flexibilidad y privacidad que ofrecen las viviendas de temporada frente al hotel tradicional.

    El alquiler vacacional se consolida como modelo dominante

    Tradicionalmente, el sector hotelero ha liderado la oferta turística. Pero en los últimos años, las plataformas de alquiler a corto plazo como Airbnb, Booking o Vrbo han transformado el mercado.

    Cada vez más viajeros optan por viviendas particulares como alojamiento, valorando su flexibilidad, su privacidad y su precio (muchas veces más competitivo que el de un hotel, especialmente en grupos o estancias largas).

    Según Exceltur, la patronal del turismo, el número de viviendas de uso turístico ha crecido un 25 % en solo dos años, mientras que el crecimiento hotelero en ese mismo periodo apenas ha sido del 2 %. En ciudades como Málaga, Alicante o Valencia, el ritmo de expansión es incluso mayor.

    En muchas zonas, el alquiler vacacional ya representa entre un 10 % y un 25 % del parque inmobiliario disponible.

    ¿Qué consecuencias tiene este fenómeno?

    El auge del alquiler vacacional tiene múltiples implicaciones que van más allá del turismo.

    1. Escasez de vivienda residencial

    Muchas viviendas que antes se destinaban al alquiler de larga duración ahora se alquilan a turistas. Esto reduce la oferta disponible para residentes locales, lo que eleva los precios de los alquileres tradicionales y genera tensiones sociales, sobre todo en barrios céntricos o muy demandados.

    En lugares como Palma de Mallorca, Barcelona, Málaga o San Sebastián, encontrar un piso para vivir se ha convertido en una misión casi imposible para buena parte de la población.

    2. Gentrificación y desplazamiento de vecinos

    La presión turística no solo encarece el acceso a la vivienda, también transforma los barrios. Tiendas de barrio, servicios cotidianos o comercios tradicionales desaparecen para dejar paso servicios más orientados al turismo, como cafeterías, tiendas de souvenirs o restaurantes pensados para turistas.

    Esta gentrificación genera un efecto de expulsión: los vecinos de toda la vida acaban yéndose, empujados por el encarecimiento general y por la pérdida de identidad del entorno.

    3. Saturación de espacios públicos

    El turismo masivo también impacta en la calidad de vida urbana: calles congestionadas, ruido nocturno, falta de plazas escolares o servicios médicos colapsados. En los destinos de costa, playas y zonas naturales viven picos de ocupación que superan con creces su capacidad de carga.

    Estas realidades han motivado medidas regulatorias: desde la eliminación gradual de licencias de alquiler turístico en zonas saturadas (como en Barcelona) hasta multas y cierres de viviendas sin registro legal.

    ¿Qué están haciendo las autoridades?

    Las administraciones locales y autonómicas han comenzado a reaccionar ante esta realidad. Algunas de las medidas más destacadas:

    • Barcelona ha anunciado que eliminará progresivamente todas las licencias de pisos turísticos en 2028, limitando su número en los próximos años.
    • Palma y otras ciudades de Baleares han endurecido las sanciones por alquiler sin licencia y han prohibido nuevos registros en determinadas zonas.
    • Madrid y Valencia han comenzado a establecer zonas de contención para limitar la expansión del alquiler vacacional.
    • En el Congreso, se han planteado iniciativas para que las comunidades de vecinos puedan vetar este tipo de actividad si afecta a la convivencia.

    ¿Qué ocurre con el alquiler de larga estancia?

    El auge del alquiler vacacional ha puesto sobre la mesa un debate urgente: ¿cómo podemos proteger el acceso a la vivienda sin frenar por completo el turismo?

    La respuesta no pasa por prohibir, ya que el turismo es una importante fuente de ingresos en España, sino por la posibilidad de regularlo. Así, para limitar el impacto del alquiler turístico, algunas medidas podrían ser:

    1. Establecer cupos y zonas de exclusión, especialmente en barrios con escasa oferta de vivienda habitual.
    2. Obligar al registro obligatorio y a mostrar el número de licencia en plataformas como Airbnb o Booking, algo que se puso en marcha desde el 1 de julio de 2025.
    3. Dar más poder a las comunidades de vecinos, permitiéndoles vetar alquileres turísticos si afectan a la convivencia.
    4. Penalizar fiscalmente este tipo de alquiler en las zonas tensionadas e incentivar el retorno de esas viviendas al mercado residencial.

    Pero más allá de restringir, también es necesario seguir potenciando el alquiler de larga estancia, especialmente en ciudades donde acceder a una vivienda digna se ha vuelto un reto, lo que también incluiría el aumento del parque de vivienda destinado a esta clase de alquiler.

    Ventajas del alquiler de larga duración

    Muchos propietarios no lo valoran lo suficiente, pero el alquiler residencial tradicional tiene beneficios que no tiene el alquiler turístico ni el temporal.

    • Estabilidad y previsibilidad de ingresos: cobros regulares sin depender de la estacionalidad ni de la tasa de ocupación.
    • Mínima rotación de inquilinos, lo que reduce gastos de limpieza, mantenimiento o gestión.
    • Relación más cercana con el inquilino, lo que suele derivar en mayor cuidado de la vivienda.
    • Menos trámites legales y menos exposición a sanciones.
    • Reducción de gastos, ya que el inquilino suele encargarse de pagar los suministros de la vivienda.
    • Deducciones fiscales de mínimo el 50% que hacen que la rentabilidad del alquiler de larga duración sea muy elevada.

    Por todo ello, en Wolo estamos convencidos de que el alquiler residencial sigue siendo la opción más atractiva para los propietarios, especialmente por las ventajas económicas que supone y por el reducido riesgo de que la vivienda sufra desperfectos.

    Por eso, ofrecemos a los propietarios la posibilidad de alquilar su vivienda a inquilinos de larga duración, además de un servicio de Alquiler Garantizado gracias al cual siempre cobrarán la renta, puntualmente y sin límite de tiempo, a diferencia de los seguros de impago que todos conocemos.

    De esta forma, protegemos el dinero de los propietarios que quieren alquilar su piso para larga estancia, pero temen los posibles impagos por parte del inquilino.

    Solo con Wolo y nuestro modelo de alquiler seguro, el alquiler residencial siempre será mejor opción que el turístico o el temporal.

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  • ¿Es buena idea comprar un piso okupado?

    Comprar una vivienda siempre conlleva decisiones importantes, pero, si la propiedad está okupada, entramos en un terreno mucho más delicado.

    Sea cual sea la razón por la que estás pensando en comprar una vivienda okupada, es importante que sepas qué implica comprar un piso con okupas dentro, cómo funciona el proceso legal y qué riesgos o posibles ventajas puede tener.

    ¿Qué significa que un piso esté okupado?

    Primeramente, un piso okupado es aquel en el que una o varias personas han entrado sin tener ningún título legal que les dé derecho a estar allí, ya sea por medio de una okupación ilegal (sin contrato) o por haber permanecido en la vivienda una vez finalizado el contrato de alquiler sin abandonar el inmueble.

    En la okupación, a diferencia del allanamiento de morada, lo que se produce es una usurpación del bien inmueble, es decir, una vivienda físicamente hablando que, en cambio, no es (o ya no es) la residencia habitual de nadie. En estas situaciones, la ley considera que el piso okupado es la vivienda de esas personas hasta que se produzca el desahucio.

    También debes saber que no puedes echar a un okupa por tus propios medios, sino mediante la denuncia correspondiente que inicia el (largo) proceso de desahucio.

    ¿Se puede comprar un piso okupado?

    Sí, es perfectamente legal comprar una vivienda que esté okupada. De hecho, en el mercado inmobiliario cada vez se encuentran más anuncios de este tipo, normalmente a un precio muy por debajo del valor de mercado, ofertas especialmente atractivas para bancos y fondos de inversión.

    Sin embargo, comprar un piso okupado no implica que los okupas desaparezcan automáticamente. Es decir, como comprador, pasas a ser el nuevo propietario, pero también heredas el problema: el inmueble sigue okupado, y deberás iniciar o continuar el proceso legal para recuperarlo si quieres hacer uso de él (vivir, alquilarlo, etc.).

    Comprar un piso okupado: ventajas y desventajas

    Antes de lanzarte a comprar una vivienda okupada, deberías analizar bien sus ventajas y sus desventajas, como son las siguientes:

    Ventajas

    • Precio muy por debajo del valor de mercado: en algunos casos, el descuento puede superar el 30 o 40%.
    • Alta rentabilidad a largo plazo, si se logra recuperar la vivienda y reformarla.
    • Oportunidades puntuales en zonas muy demandadas, donde el acceso a vivienda es limitado.

    Desventajas

    • No puedes usar ni alquilar el piso hasta recuperarlo.
    • Proceso legal largo y costoso, en función del caso.
    • Gastos asociados (abogados, procuradores, posibles daños en el inmueble).
    • Inseguridad jurídica: mientras dure la okupación, no puedes garantizar el estado de la vivienda ni su conservación.
    • Posibilidad de que haya más okupas en el edificio: a veces, es común encontrarse no solo con pisos okupados, sino con todo un bloque, lo que podría hacer que la convivencia fuera difícil una vez recuperada la vivienda.
    • Dificultades para conseguir financiación: muchos bancos no conceden hipotecas para comprar viviendas okupadas, por lo que tendrás que conseguir todo el dinero por tus propios medios.

    Como vemos, un piso okupado puede parecer una oportunidad única por su precio, pero también puede convertirse en una fuente de preocupaciones si no se gestiona bien. Infórmate, consulta con un abogado especializado y evalúa si estás dispuesto a asumir los tiempos y costes necesarios para recuperar la vivienda.

    ¿Cuál es el proceso para comprar una vivienda okupada?

    La verdad es que el proceso de compra de una vivienda con okupas no difiere mucho del “habitual”.

    La única gran diferencia es que este tipo de contratos de compraventa incluyen una cláusula que indica quién se hará cargo de los posibles desperfectos, si el antiguo propietario o el nuevo (aunque en general suele ser el nuevo).

    ¿Qué pasos seguir para recuperar la vivienda?

    El procedimiento varía según el tipo de okupación, pero estos son los pasos generales:

    • Demostrar la propiedad: una vez realizada la compra, deberás aportar la escritura y documentación que acredite que eres el titular registral.
    • Presentar una demanda judicial: tendrás que presentar una demanda de desahucio por precario u otro procedimiento civil en función del caso.
    • Si hay indicios de delito, también se puede interponer una denuncia por usurpación (vía penal), aunque esta vía es más lenta que la anterior.
    • Esperar el procedimiento judicial: los tiempos pueden variar de varios meses a más de un año, dependiendo de la saturación del juzgado, la respuesta de los okupas o si solicitan asistencia jurídica gratuita.
    • Lanzamiento o desalojo: si se aprueba el desahucio, un juzgado dictará una orden de lanzamiento para que se recupere el inmueble.

    Recuerda que siempre puedes negociar con los okupas para que abandonen “voluntariamente” la vivienda, en general, pagándoles cierta suma de dinero. Sin embargo, esta negociación debe hacerse de manera amistosa y sin recurrir a amenazas que, de hecho, podrían considerarse coacciones.

    ¿Merece la pena comprar un piso okupado?

    Por todo lo que hemos visto, la respuesta es que depende.

    Si estás dispuesto a asumir el riesgo, esperar varios meses y afrontar los costes legales, puede convertirse en una inversión rentable. Pero si buscas una vivienda para uso inmediato o no quieres complicaciones, no es la mejor opción.

    En cualquier caso, asesorarte legalmente antes de dar el paso es imprescindible. Comprar sin tener claro el tipo de okupación (incluso si hay menores o personas vulnerables dentro) puede volverse un auténtico quebradero de cabeza.

    Como suele decirse, lo barato sale caro, por lo que el consejo que te damos desde Wolo es que medites con mucha calma la decisión de comprar una vivienda okupada, esté donde esté y cueste lo que cueste.

  • ¿Cuándo se convierte un contrato de alquiler en indefinido?

    A veces, tanto inquilinos como propietarios creen que los contratos de alquiler tienen un punto final claro. Sin embargo, en la práctica, puede que esa relación se prolongue durante años, incluso de forma indefinida. Pero ¿cuándo y cómo ocurre esto exactamente? ¿Existen los contratos indefinidos en España?

    Te damos todas las respuestas en este artículo de Wolo.

    ¿Qué dice la ley sobre la duración del alquiler?

    En la actualidad, en España no están permitidos los contratos de alquiler indefinidos. Esta posibilidad fue eliminada en 1985 con el conocido como Decreto Boyer, pues hasta entonces, en virtud de la Ley de Arrendamientos Urbanos de 1964, sí se contemplaba esta opción.

    Dicho esto, desde 2019, la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) establece que los contratos de alquiler de vivienda habitual tienen una duración máxima de 5 años, si el inquilino es una persona física, o de 7 años, si es una persona jurídica.

    Durante ese periodo, el inquilino tiene derecho a permanecer en la vivienda, por supuesto, siempre que cumpla con las obligaciones pactadas con el propietario.

    Una vez transcurridos esos 5 o 7 años, si ninguna de las partes comunica su intención de finalizar el contrato, este se prorroga automáticamente hasta un máximo de 3 años más, es decir, una renovación anual.

    ¿Qué ocurre después de los 3 años de prórroga?

    Si tras esos 3 años adicionales no se produce ningún aviso formal por parte del propietario (con al menos 4 meses de antelación) ni del inquilino (con 2 meses), el contrato sigue vigente año tras año, sin una fecha límite establecida.

    Esto se conoce como tácita reconducción del alquiler, pero, para que se produzca, el primer requisito es que en el contrato original no haya una cláusula que prohíba la reconducción.

    En la práctica, esto significa que la relación contractual puede durar muchos más años, mientras ambas partes estén de acuerdo o simplemente no digan lo contrario. De ahí que pueda considerarse el alquiler como “indefinido”, aunque, como decimos, no existen los contratos indefinidos desde un punto de vista legal.

    ¿Y si el contrato firmado en origen no tiene fecha de finalización específica?

    En los casos en los que el contrato no especifica una fecha de finalización clara, la ley lo adapta automáticamente a los plazos mínimos legales, y después le aplican las prórrogas automáticas que acabamos de mencionar.

    Así que, aunque no haya un contrato de alquiler “indefinido” escrito como tal, sí puede haber una relación indefinida de facto, si propietario e inquilino están de acuerdo en mantener vigente el contrato que firmaron en origen y no hay cláusula que impida la reconducción del alquiler.

    ¿Los alquileres de larga estancia o los “indefinidos” son un problema para el propietario?

    Para nada. De hecho, muchos propietarios se decantan por los alquileres de larga duración por todas las ventajas que ofrecen frente a los contratos temporales y los turísticos.

    Así, un contrato que se prolonga en el tiempo, con un inquilino que cumple religiosamente con sus pagos y cuida de la vivienda, significa:
    Ingresos recurrentes y estables durante años, sin necesidad de buscar constantemente nuevos inquilinos.

    • Menor rotación, lo que significa menos costes asociados a reformas, limpieza, publicaciones en portales o comisiones de agencia.
    • Menos gastos y más deducciones fiscales, ya que el inquilino puede hacerse cargo de los suministros, como mínimo, y porque Hacienda permite deducirse hasta el 50% del alquiler o más, en ciertos casos.
    • Tranquilidad y previsibilidad financiera, ya que puedes contar con ese ingreso mes a mes, lo que te permite planificar mejor tus finanzas personales o inversiones.
    • Una buena relación entre propietario e inquilino, que suele fomentar el cuidado del inmueble y reduce las incidencias.

    Por todo esto, la posibilidad de firmar un contrato de larga duración, aunque “solo” sean 5 años, es sin duda una gran oportunidad para los propietarios que no ocurre con los contratos temporales o turísticos.

    ¿Y si el inquilino deja de pagar?

    Ahí es donde entran en juego los miedos más comunes. Nadie quiere tener un contrato con un inquilino moroso. Pero eso tiene solución, y muy sencilla: contar con una gestión profesional que te respalde desde el principio.

    Con Wolo, expertos en alquileres de larga estancia, puedes alquilar tu vivienda con total seguridad. Nuestro modelo de alquiler seguro te garantiza el cobro de la renta todos los meses, incluso si el inquilino se retrasa o deja de pagar, y sin límite de tiempo, a diferencia de los seguros de alquiler al uso.

    Además, nos encargamos de todo lo que implica alquilar una vivienda: selección del inquilino ideal, firma online del contrato, seguimiento y desahucio, si llegara a ser necesario.

    Por todo esto, ya nos hemos convertido en la plataforma de propietarios de viviendas mejor valorada del país.

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  • ¿Qué es un gran tenedor en Cataluña y cómo afecta al alquiler de vivienda?

    ¿Tienes varias viviendas en Cataluña y estás pensando en alquilarlas? Entonces, seguramente te interese saber qué significa ser gran tenedor en Cataluña y qué implicaciones tiene en el mercado del alquiler.

    En este post de Wolo te damos toda la información para alquilar tu vivienda de manera legal siendo gran tenedor en dicha comunidad autónoma.

    ¿Qué se considera un gran tenedor en Cataluña?

    La figura del gran tenedor no es nueva, pero ha cobrado mucha relevancia con la última Ley estatal de Vivienda y su aplicación en las comunidades autónomas.

    La nueva ley, que dos años después de su aprobación todavía sigue siendo objeto de debate, introdujo varios cambios que perseguían facilitar el acceso al alquiler a los inquilinos con menos recursos, por un lado, y restringir la subida de precios en las llamadas zonas tensionadas.

    Dicho esto, la ley considera grandes tenedores a los propietarios de viviendas que cumplan una de las siguientes condiciones:

    • Las personas físicas o jurídicas que poseen más de 10 viviendas de uso residencial (excluyendo garajes y trasteros)
    • Quienes suman más de 1.500 m² construidos destinados a este mismo uso.

    Sin embargo, en Cataluña, una de las comunidades con los precios del alquiler más elevados, la normativa autonómica ha ido un paso más allá.

    Así, en Cataluña se considera gran tenedor a quien tenga 5 o más viviendas situadas en zonas tensionadas, aunque no supere los 10 inmuebles o los 1.500 m² edificados.

    Esta definición más restrictiva se aplica en municipios donde el precio del alquiler se ha disparado y dificulta el acceso a la vivienda a los inquilinos más vulnerables.

    ¿Qué supone ser gran tenedor en Cataluña?

    No es lo mismo alquilar una vivienda como pequeño propietario que hacerlo como gran tenedor. La ley impone condiciones específicas a estos últimos, sobre todo en zonas con alta demanda de vivienda.

    Por eso, si eres gran tenedor en Cataluña (5 o más viviendas en propiedad), debes cumplir con lo siguiente:

    1. Debes respetar el índice de precios del alquiler

    En zonas tensionadas, el alquiler debe ajustarse a un índice de referencia oficial publicado por el Ministerio de Vivienda. Esto evita que el precio supere lo que marca el mercado según las características del inmueble.

    En otras palabras, tienes libertad para fijar la renta que desees siempre que no supere el precio máximo que fija el índice estatal.

    2. No puedes subir el precio libremente

    Si ya habías alquilado esa vivienda antes, no puedes subir el precio en un nuevo contrato, salvo que hayas hecho obras de mejora o se haya producido un cambio relevante en las condiciones del alquiler.

    3. Obligación de aportar documentación

    Cuando alquilas como gran tenedor, el contrato de arrendamiento debe incluir, además de las cláusulas “típicas”, lo siguiente:

    • El certificado del índice de precios
    • La declaración responsable de que eres o no gran tenedor
    • Una copia del contrato anterior para comprobar el alquiler que pagaba el inquilino anterior

    4. Reglas específicas en caso de desahucio

    Ante un impago del inquilino, al ser gran tenedor, la ley exige que el propietario haya intentado una negociación previa o mediación antes de iniciar un proceso judicial, especialmente cuando el inquilino es una persona económicamente vulnerable o tiene hijos a su cargo.

    Como vemos, la mayor desventaja para los grandes tenedores es, sin duda, la imposibilidad de alquilar por encima de cierto límite, algo que sí pueden hacer los pequeños propietarios siempre que la renta del contrato anterior fuera superior a la marcada en el índice.

    ¿Qué ocurre si eres gran tenedor en Cataluña y no cumples estas obligaciones?

    Si un gran tenedor en Cataluña no cumple con dichas obligaciones, ya sea de manera intencionada o por desconocimiento, puede enfrentarse a las siguientes situaciones:

    1. Sanciones económicas: la falta de inscripción en el Registro de Grandes Tenedores o el incumplimiento de otras obligaciones conlleva multas que van desde los 9001€ hasta los 90000€, según la ley catalana del derecho a vivienda.
    2. Dificultades en procedimientos judiciales: se podría negar un desahucio por no haber realizado la oferta previa de alquiler social o enfrentarse a problemas en reclamaciones de renta.
    3. Restricciones en la gestión de inmuebles: el incumplimiento puede limitar la capacidad del gran tenedor para actualizar precios de alquiler y afectar a la rentabilidad de sus inversiones, según lo establecido por la ley.
    4. Imposibilidad de acceder a convenios o negociaciones con la administración: el no cumplir con las obligaciones de gran tenedor también podría dificultar la colaboración con entidades públicas y la participación en programas de vivienda.
    5. Posibles reclamaciones de inquilinos: los propios arrendatarios podrían solicitar indemnizaciones o reducciones de renta como resultado del incumplimiento del gran tenedor.

    ¿Esto afecta solo a grandes fondos o también a particulares?

    Es una de las dudas más habituales. Y la respuesta es que sí. Si eres particular pero tienes 5 pisos o más en una zona tensionada, también eres considerado gran tenedor. Es decir, no es solo cosa de bancos o fondos de inversión, también afecta a propietarios individuales con varias viviendas.

    ¿Cómo saber si una vivienda está en una zona tensionada de Cataluña?

    Puedes consultar si un municipio está declarado como zona tensionada en la web oficial del Ministerio de Vivienda o en los portales habilitados por la Generalitat. En este otro artículo de Wolo también encontrarás una tabla con las zonas de alquiler tensionado en la comunidad.

    ¿Sigue siendo rentable el alquiler a pesar del límite a los precios?

    Aunque el nuevo marco normativo limita el precio del alquiler en zonas tensionadas a los grandes tenedores, esto no significa que alquilar deje de ser rentable. Al contrario: la alta demanda de vivienda en estas áreas garantiza una ocupación rápida y estable.

    Hay que tener en cuenta que son zonas donde los inquilinos buscan permanecer a largo plazo (sobre todo en Barcelona y alrededores), lo que reduce la rotación y te permite tener ingresos continuos sin largos periodos de vacío.

    Además, los precios máximos fijados por el índice de referencia siguen siendo competitivos y permiten una rentabilidad más que razonable, sobre todo si adquiriste la vivienda hace años o ya está amortizada.

    Por otro lado, contar con un servicio como Wolo elimina el principal riesgo que preocupa a los grandes propietarios: la morosidad. Con nuestro modelo de alquiler seguro, cobras todos los meses pase lo que pase, de forma puntual y sin límite de tiempo: el servicio de Alquiler Garantizado.

    Igualmente, nos ocupamos de encontrar perfiles solventes, gestionar todo el papeleo, hacer el seguimiento del contrato, informarte de las hipotéticas incidencias y de los costes del desahucio, si llegara a ser necesario.

    En un contexto donde el marco legal es más exigente y cambiante, delegar la gestión en un equipo profesional no solo te ahorra tiempo y preocupaciones: también protege tu inversión.

    Con Wolo, lo único que tienes que hacer es decidir que quieres alquilar. De proteger tu dinero, nos encargamos nosotros.

  • ¿Cómo se registra un contrato de alquiler en España?

    En el proceso de alquiler de una vivienda en España, muchas personas se preguntan si es necesario registrar el contrato de alquiler.

    Aunque no es obligatorio, hacerlo puede proporcionar beneficios tanto para el arrendador como para el inquilino. A continuación, te explicamos todo lo que debes saber sobre el registro de un contrato de alquiler.

    ¿Es necesario registrar un contrato de alquiler?

    Como decimos, en España no es obligatorio registrar un contrato de alquiler, pero puede ser recomendable en ciertos casos, ya que proporciona una mayor seguridad jurídica en caso de disputas y asegura que el contrato tenga un valor probatorio ante los tribunales.

    Además, si el contrato se registra y el propietario decide vender la vivienda alquilada, el comprador deberá respetar ciertas condiciones pactadas con el inquilino en origen (duración, prórrogas…).

    ¿Cuáles son los pasos para registrar un contrato de alquiler?

    En caso de que el propietario (o el inquilino, aunque es menos común) decida registrar el contrato de arrendamiento, deberá seguir los siguientes pasos:

    1. Redacción del contrato

    Es fundamental que el contrato de alquiler se redacte por escrito y contenga todos los detalles necesarios, como la identificación de las partes, la descripción de la propiedad, la duración del contrato, la renta mensual y cualquier cláusula adicional.

    2. Acudir a un notario

    Ambas partes, propietario e inquilino, deben acudir a un notario para elevar el contrato a escritura pública. El notario verificará la legalidad del documento y dará fe de las firmas de los contratantes. Por supuesto, el coste del notario deberá pactarse, si lo paga el propietario, el inquilino o ambos.

    3. Registro de la Propiedad

    Con la escritura pública en mano, se debe acudir al Registro de la Propiedad correspondiente para inscribir el contrato.

    También es cierto que algunas comunidades autónomas tienen su propio Registro de Contratos de Arrendamiento de Vivienda, en el cual se debe presentar el contrato para su inscripción.

    4. Pago de tasas

    El registro del contrato conlleva el pago de tasas, cuyo importe varía según la comunidad autónoma y el valor del contrato.

    5. Conservar documentación

    Por último, siempre es importante conservar una copia del contrato sellada por el Registro de la Propiedad como comprobante.

    ¿Registrar el contrato protege contra los impagos del inquilino?

    La verdad es que registrar el contrato no reduce la posibilidad de impago del inquilino, ni da al propietario más herramientas legales de las que tendría sin un contrato registrado.

    Dicho esto, la mayoría de los inquilinos cumplen con sus responsabilidades, y que cada día, miles de propietarios alquilan sus propiedades sin problemas. A pesar de esto, existen dos formas de protegerte frente a los impagos:

    • La primera estrategia es la prevención, es decir, seleccionar al inquilino más solvente de todos los interesados. Para ello, es recomendable realizar un análisis de solvencia, pidiendo documentación como el contrato de trabajo, el último recibo de alquiler y las tres últimas nóminas. De esta forma, podrás asegurarte de que el inquilino podrá afrontar el pago sin inconvenientes.
    • La segunda forma es solicitar al inquilino garantías económicas adicionales, especialmente un aval bancario, un aval solidario o, sobre todo, un seguro de impago. Así, según las condiciones pactadas, el propietario podrá acudir a terceros a los que reclamar la deuda en nombre del inquilino.

    Wolo, la plataforma inmobiliaria del alquiler seguro ilimitado

    En Wolo te ofrecemos mucho más que un simple seguro de impago: te ofrecemos un alquiler seguro para que sigas cobrando la renta de manera indefinida hasta que se produzca el desahucio del inquilino (de cuyos trámites también nos encargamos nosotros).

    Además, también nos encargamos de todo lo que supone poner tu vivienda en alquiler: creación del anuncio, difusión, visitas y análisis económico de los candidatos. Tú solo tendrás que aprobar al inquilino propuesto, revisar y firmar el contrato de manera online.

    Si eres propietario de una vivienda vacía y te gustaría obtener ingresos pasivos garantizados, alquílala con Wolo y disfrutarás de la tranquilidad que supone tener tu dinero asegurado pase lo que pase y sin límite de tiempo.

  • Cómo enseñar un piso para vender: los 5 consejos más prácticos

    Vender un piso no es solo cuestión de publicar unas fotos y esperar llamadas. Si decides enseñar tu vivienda por tu cuenta, hay algo fundamental que debes tener claro: una visita bien gestionada puede ser la clave para cerrar la venta.
    Y no se trata únicamente de abrir la puerta y mostrar habitaciones, sino de saber preparar, presentar y transmitir el valor de tu casa.

    Por eso, en este artículo te damos los 5 consejos más prácticos que te ayudarán a enseñar tu piso con éxito y a aumentar las posibilidades de convencer a los compradores desde el primer minuto.

    1. La importancia de causar una buena primera impresión

    El primer paso para enseñar un piso es prepararlo con mimo. El comprador potencial debe poder imaginarse viviendo en esa casa, así que conviene eliminar todo lo que le impida conectar con el espacio.

    Asegúrate de limpiarlo todo en profundidad: suelos, puertas, ventanas, baño, cocina…

    Además, despersonalizar el ambiente ayuda mucho. Si retiras fotos familiares, recuerdos de viajes o colecciones personales, dejas que la persona vea el piso como un lugar neutro, más fácil de proyectar como propio.

    También es importante ordenar y despejar. Un salón sobrecargado o una habitación con demasiados muebles pueden parecer más pequeños de lo que realmente son. Cuanto más espacio se perciba, mejor.

    La luz natural es otro factor clave. Siempre que sea posible, enseña la vivienda durante el día y con las cortinas abiertas y, si el piso tiene buena orientación, este detalle marcará una gran diferencia en la percepción del comprador.

    2. Elige bien cuándo y cómo enseñar

    El momento de la visita también influye. Siempre que puedas, agenda las visitas en horas de luz y evita momentos de tráfico o ruidos molestos en el entorno. Si es una zona con mucho movimiento, evita los horarios escolares o los fines de semana muy concurridos.

    Y si tienes varias personas interesadas, es mejor que vean el piso por separado. Una visita individual permite observar con tranquilidad, hacer preguntas sin incomodidad y concentrarse en los detalles que le interesan.

    Y muy importante: escucha. Muchas veces, entender lo que busca el comprador es más valioso que solo mencionar todas las cualidades del piso.

    3. Adapta tu discurso al perfil del comprador

    Uno de los errores más comunes al enseñar una vivienda es dar siempre el mismo mensaje, pero no todos los compradores buscan lo mismo. Como hemos dicho antes, hay que escuchar y personalizar el discurso al perfil del comprador.

    Si el visitante es una pareja joven, puede valorar más la cercanía a colegios o parques, mientras que un inversor quizás pregunte por la rentabilidad del alquiler. Saber leer a la persona que tienes delante y adaptar tu discurso a sus intereses demuestra profesionalidad, pero también te permite conectar emocionalmente y destacar lo que esa persona valora.

    4. Sé siempre transparente y sincero

    A la hora de hablar del estado del piso, no escondas defectos. Si hay algo que necesita reparación o mejora, es mejor mencionarlo abiertamente: la sinceridad genera confianza.

    Estas “taras” de la vivienda, aunque debes comunicarlas, puedes suavizarlas destacando los puntos fuertes de la vivienda: cómo está distribuida, si se han hecho reformas recientes, qué tipo de vecinos hay, qué servicios hay cerca o si la finca tiene ascensor, parking o zonas comunes.

    Además, no olvides preparar toda la documentación que pueda ser de interés: el certificado energético, los últimos recibos de IBI, los gastos de comunidad, los planos o incluso los últimos recibos de suministros. Tener esta información a mano transmite seriedad y puede acelerar mucho el proceso de decisión.

    5. Haz un buen seguimiento tras la visita

    Una vez haya terminado la visita, no des por hecho que si el comprador no llama es porque no está interesado. Muchas veces necesita tiempo para pensarlo, o tiene dudas que no se atreve a plantear en el momento.

    Un breve mensaje de seguimiento, al día siguiente, puede marcar la diferencia. Pero no se trata de presionar, sino de mostrar interés y disponibilidad: preguntar si tiene alguna pregunta, si necesita más información o si quiere volver a ver el piso. Este gesto puede reactivar una decisión que estaba en pausa.

    ¿Y si lo deja todo en manos de una agencia?

    Aunque vender un piso por cuenta propia puede parecer una buena forma de ahorrar, la realidad es que contar con una agencia inmobiliaria supone una gran ventaja.

    Efectivamente, las agencias no solo te ayudan a filtrar visitas y evitar pérdidas de tiempo: también saben gestionar las emociones del comprador durante la visita y saben negociar desde la experiencia y la objetividad. Además, se encargan de todos los trámites legales y contractuales, evitando errores que pueden costarte tiempo y dinero.

    Las agencias también disponen de acceso a canales profesionales, portales inmobiliarios y bases de datos que aumentan la visibilidad de tu vivienda. Y lo más importante: saben leer el mercado. Esto significa que te orientarán sobre el precio adecuado, los tiempos de venta realistas y los perfiles de comprador más probables.

    ¿Vender tu piso por tu cuenta o contar con una agencia como Wolo?

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    Filtrado de visitas Te enfrentas a visitas poco cualificadas Solo acuden compradores realmente interesados
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  • ¿Es obligatoria la fianza en un contrato de alquiler en España?

    Cuando se firma un contrato de arrendamiento, surgen muchas dudas en lo relativo al dinero que el inquilino debe desembolsar. Una de las más frecuentes es si es obligatorio pagar la fianza, ya que existen otras garantías económicas que el propietario puede solicitarle.

    En Wolo te explicamos si efectivamente es obligatoria la fianza, además de otras cuestiones relacionadas con esta cantidad de dinero.

    ¿Qué es la fianza de alquiler?

    La fianza es una cantidad de dinero que el inquilino entrega al propietario al inicio del contrato como garantía del cumplimiento de las obligaciones del arrendamiento. Su finalidad es cubrir posibles desperfectos en la vivienda o impagos de rentas, sobre todo cuando el inquilino está a punto o ya ha abandonado la vivienda.

    ¿Es obligatorio pagar una fianza en España?

    A diferencia de otras garantías económicas, la fianza es obligatoria por ley en los contratos de alquiler de inmuebles. Así lo establece la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) en su artículo 36. En concreto:

    • En viviendas: el inquilino debe entregar una fianza equivalente a una mensualidad de la renta.
    • En locales u otros usos distintos al de vivienda: se exige una fianza de dos mensualidades.

    Por tanto, pagar la fianza no es una opción voluntaria, sino un requisito legal que debe cumplirse en todos los contratos de arrendamiento.

    ¿Dónde se deposita la fianza?

    El dinero de la fianza no se lo queda el propietario, sino que, en la mayoría de comunidades autónomas, debe ser depositada en el organismo autonómico correspondiente. Por ejemplo, en Madrid debe hacerse en el IVIMA, en Cataluña, en el INCASOL, en Andalucía, en el AVRA, y en Valencia, en la DGTJ (Aquí se deposita la fianza según la comunidad autonóma). En Wolo ofrecemos el servicio de depósito de la fianza en estas cuatro autonomías.

    Es el propietario quien tiene la obligación de depositarla, y puede ser sancionado si no lo hace. Es más, comprobar si la fianza está depositada o no es una de las varias formas que tiene Hacienda de detectar alquileres fraudulentos.

    ¿Cuándo se devuelve la fianza?

    La fianza debe devolverse una vez finalizado el contrato y tras comprobar que la vivienda se encuentra en buen estado y no hay deudas pendientes. El plazo legal para devolverla es de un mes desde la entrega de llaves, aunque a veces es posible que la devolución tarde algo más en hacerse efectiva debido, sobre todo, a retrasos por parte del organismo donde se depositó.

    Además de ser ilegal, no es recomendable aceptar la fianza como pago por el último mes. El riesgo es claro, ya que el propietario podría descubrir desperfectos en la vivienda después de haberle devuelto este dinero al inquilino.

    ¿Y si el contrato no dice nada sobre la fianza?

    En ese caso, el contrato estaría incumpliendo la legalidad vigente. Aunque el acuerdo seguiría siendo válido entre las partes, el arrendador podría enfrentarse a sanciones si no deposita la fianza en el organismo correspondiente.

    Además, la ausencia de fianza deja al propietario sin una garantía básica para cubrir posibles daños o impagos, por lo que siempre debe exigirle este dinero al inquilino.

    ¿Qué otras garantías puede pedir el propietario además de la fianza?

    Como decimos, aunque la fianza está regulada y limitada por ley, el propietario puede pedir otras garantías adicionales, como son las siguientes:

    Depósito de alquiler

    El depósito adicional en un alquiler es una cantidad de dinero que el propietario puede solicitar al inquilino además de la fianza legal obligatoria, como garantía complementaria.

    No está regulado de forma tan estricta como la fianza, pero sí tiene ciertos límites cuando se trata de viviendas habituales. Por ejemplo, no se puede solicitar un depósito de alquiler que sea superior a 2 meses de renta.

    Aval bancario

    El aval bancario, por su parte, es un acuerdo (contrato) al que llega el inquilino con una entidad bancaria para que, en caso de impago, sea dicha entidad la que pague al propietario la deuda del inquilino.

    En función del tipo de póliza, el aval bancario servirá para cubrir rentas, suministros o desperfectos en la vivienda.

    Una garantía parecida es el aval solidario, en el cual es una persona cercana al inquilino (un familiar, un amigo, etc.) la que se compromete a hacerse cargo de los supuestos impagos.

    Seguro de impago

    El seguro de impago de alquiler es una póliza que protege al propietario si el inquilino deja de pagar la renta. Así, en caso de impago, la aseguradora se encarga de abonar las mensualidades pendientes y, en muchos casos, también gestiona el proceso legal de desahucio.

    La diferencia entre un seguro de impago y un aval bancario es que, en el seguro, el beneficiario es el propietario, mientras que en un contrato de aval el asegurado es el propio inquilino.

    Vistas todas, hay que saber que estas tres garantías no son obligatorias por ley, por lo que propietario e inquilino tienen libertad para negociar. Lo único obligatorio, como decimos, es la fianza.

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    En Wolo, somos la primera plataforma de propietarios de viviendas en ofrecerles el Alquiler Garantizado, un servicio único que protege siempre al propietario de los impagos.

    A diferencia de los seguros de alquiler, nosotros ofrecemos a los propietarios cobertura ilimitada y sin tiempo de espera: recibirán su dinero desde el primer día de impago y sin necesidad de reclamar, ya que nuestro equipo actúa nada más detectar el impago.

    Además, también cubrimos al propietario en caso de desahucio (la renta y los gastos judiciales), pagándole todo el tiempo que sea necesario hasta que se produzca el desahucio y recupere la vivienda, algo que no ofrecen los seguros de impago ni avales del tipo que sean.

    Si estás pensando alquilar tu vivienda, ya sabes que puedes respaldarte con varias garantías adicionales, pero solo el Alquiler Garantizado de Wolo te protege por completo, pase lo que pase y por tiempo indefinido.

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  • ¿Cuándo se puede echar a un inquilino con contrato?

    Como sabemos, mediante la firma del contrato de alquiler, el inquilino adquiere una serie de derechos (y obligaciones) que hace que “expulsarlo” de la vivienda no sea tan sencillo.

    Sin embargo, la Ley de Arrendamientos Urbanos establece varios supuestos en los que un propietario puede rescindir el contrato de alquiler antes de tiempo, o lo que es lo mismo, puede obligar al inquilino a abandonar la vivienda.

    En este artículo de Wolo te explicamos en qué casos es posible hacerlo desde el punto de vista legal.

    Motivos legales para echar a un inquilino con contrato

    Hay que saber que el propietario no puede desistir del contrato de alquiler. Es decir, una vez firmado, no puede arrepentirse y comunicar al inquilino que, al final, tiene que marcharse de la vivienda.

    El derecho de desistimiento está reservado solo al inquilino, aunque debe cumplir ciertos requisitos, como permanecer en la vivienda al menos seis meses (o menos, si se pacta).

    Así, no basta con querer recuperar la vivienda: el propietario necesita una causa legalmente justificada para poner fin al contrato antes de su vencimiento.

    Y estas son las cinco razones más habituales:

    1. Impago del alquiler o de suministros

    El impago, ya sea del alquiler o de los suministros, es la causa “estrella” de los desahucios.

    Si el inquilino deja de pagar el alquiler o los suministros básicos (agua, luz, gas), el propietario puede iniciar un proceso judicial de desahucio por impago, si bien lo recomendable primero es hablar con él para (intentar) comprender las causas del impago: insolvencia, descuido, olvido, etc.

    2. Incumplimiento de cláusulas del contrato

    El contrato de alquiler recoge determinadas obligaciones por parte del inquilino. Si este las incumple, por ejemplo, subarrendar la vivienda sin permiso, convivir con mascotas, realizar actividades molestas o ilegales, entre tantas otras, el propietario también tiene derecho a rescindir el contrato por incumplimiento, sin importar que el inquilino tenga intención de seguir pagando el alquiler.

    3. Necesidad del propietario o familiares

    Una vez transcurrido el primer año de contrato, el propietario puede recuperar la vivienda si necesita ocuparla él mismo o un familiar de primer grado (padres, hijos o cónyuge en caso de separación), siempre que esta cláusula esté indicada en el contrato.

    Para ello, debe avisar al inquilino al menos con dos meses de antelación, y dispone de tres más para ocupar la vivienda (él o quien tenga derecho a ello). Pero, eso sí, si el inquilino demuestra que el propietario no se ha mudado a la vivienda, podría pedir una indemnización o bien regresar al inmueble.

    4. Uso del inmueble para diferente fin al de vivienda

    Aunque quizás sea un caso menos común, si el inquilino decide usar la vivienda para otro fin diferente al de residencia habitual, como usarla de oficina, despacho, almacén o incluso para subalquilarla como vivienda turística, el propietario puede rescindir inmediatamente el contrato de alquiler.

    5. Fin del contrato y no renovación

    Por último, otra manera de echar a un inquilino con contrato es, simplemente, no renovarlo.

    Así, cuando el contrato y sus prórrogas obligatorias llegan a su fin, a los 5 o 7 años según si el inquilino es persona física o jurídica, el propietario puede decidir no renovarlo, siempre que lo comunique con 4 meses de antelación (el inquilino solo tiene que avisar treinta días antes, si su intención es no renovar el acuerdo).

    ¿Es posible “forzar” la marcha del inquilino?

    Acabamos de ver las cinco principales causas por las que se puede expulsar a un inquilino con contrato. Pero igual de importante es saber que no se puede forzar su marcha recurriendo, por ejemplo, al cambio de cerradura o al corte de suministros, mucho menos a la violencia verbal o física.

    Las causas (y los procedimientos) para rescindir el contrato deben estar recogidas en la ley, por lo que, si el propietario decide recurrir a estas técnicas para forzar la marcha de su inquilino, estaría incurriendo en un delito de coacción, castigado con penas de prisión en los casos más graves (agresiones, lesiones, etc.).

    Además, por mucha frustración o estrés que genere, tampoco se debe recurrir a la coacción en los casos de okupación de la vivienda. Ante esta situación, el propietario debe denunciar al okupa y dejar que la justicia haga su trabajo, por muy lenta que a veces llegue a ser.

    ¿Y se puede echar a un inquilino que no tiene contrato?

    Lo cierto es que un inquilino sin contrato tiene los mismos derechos y obligaciones que uno con contrato. Alquilar un piso “sin contrato”, además de ser perfectamente legal, significa que se ha hecho mediante un acuerdo verbal, pero no por ello ese acuerdo puede romperse con mayor facilidad que uno por escrito.

    En otras palabras, el propietario debe acogerse a la misma ley que regula los alquileres con contrato, que no es otra que la propia Ley de Arrendamientos Urbanos, y evocar las mismas razones legales para echar al inquilino de la vivienda.

    La diferencia, en un “alquiler verbal”, suele ser la dificultad para demostrar qué cláusulas se pactaron, qué condiciones, etc., por lo que el propietario estaría en una situación más desventajosa que si hubiera firmado un contrato escrito.

    Alquila tu vivienda, con garantías y el alquiler asegurado

    En Wolo, además de haber revolucionado el concepto de inmobiliaria con nuestra gestión 100% online y transparente, ofrecemos a los propietarios una cobertura con muchas más ventajas que los seguros de impago tradicionales: nuestro servicio de Alquiler Garantizado.

    • Cobertura indefinida: a diferencia de los seguros convencionales que cubren entre 6 y 12 meses, nosotros te ofrecemos protección ilimitada durante todo el contrato de arrendamiento. Incluso en casos de desahucio, cubrimos la renta hasta que recuperes tu vivienda.
    • Pago inmediato desde el primer impago: sin periodos de carencia. Con Wolo, si tu inquilino deja de pagar, tú sigues recibiendo el alquiler desde el primer mes de impago, garantizando tus ingresos sin interrupciones.
    • Recuperación de la vivienda más rápida: si el inquilino incumple, iniciamos de inmediato tanto la negociación extrajudicial para recuperar la vivienda de manera voluntaria, así como el proceso judicial paralelo, para que el desahucio no se prolongue más de lo necesario.
    • Cubrimos todos los gastos legales: abogados, tasas judiciales y cualquier gasto relacionado con el desahucio o la recuperación del alquiler están completamente cubiertos por nosotros. Tú no tendrás que desembolsar nada.
    • Protección frente a daños y vandalismo: si tu vivienda sufre algún daño por parte del inquilino, nuestra cobertura incluye los costes derivados del vandalismo (hasta 3000 €) para que tu inversión esté siempre protegida.

    Si eres propietario de una vivienda y quieres obtener beneficios mes a mes sin miedo a los impagos, alquílala con el alquiler seguro de Wolo (y con contrato escrito) y sigue viviendo con la tranquilidad que te mereces.

  • ¿Se puede subir el alquiler cuando no hay contrato?

    En España, es legal alquilar un piso sin contrato, o lo que es lo mismo, hacerlo mediante un contrato verbal. Sin embargo, la ausencia de contrato por escrito puede (y suele) generar más dudas y conflictos entre el propietario y el inquilino, precisamente, al no tener un documento que recoja por escrito claramente las obligaciones, los derechos y la fecha de vigor del arrendamiento.

    Una de las dudas más importantes es si es posible subir el alquiler en un contrato verbal, ya que muchos propietarios creen que, en estos casos, no es necesario justificar una subida de la renta, pero esto no es cierto.

    La validez del arrendamiento verbal

    Como decimos, aunque un contrato verbal es reconocido por la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) y el Código Civil, la falta de formalización genera incertidumbre tanto para el propietario como para el inquilino.

    Dicho esto, ambos, arrendador y arrendatario, tienen exactamente los mismos derechos y obligaciones que tendrían si hubieran firmado un contrato, lo que, en este caso, significa que el propietario puede subir el alquiler al inquilino en los mismos términos que estipula la ley.

    Subida de alquiler en contratos verbales

    Al no existir contrato escrito, no hay una cláusula pactada que determine cómo debe hacerse una subida. Sin embargo, la ley establece que la renta solo puede ser modificada una vez al año y debe estar basada en un índice oficial, como el IPC o el IGC.

    En otras palabras, la subida del alquiler no puede ser arbitraria, ni en cuanto a cantidad ni en cuanto a número de veces que se hace en el mismo año: debe atenerse a lo que dice la ley, sin importar que no exista contrato escrito.

    ¿Cómo subir el alquiler en alquileres con acuerdo verbal?

    Si bien en los contratos verbales no se especifican las condiciones de subida, el propietario debe contar con algún tipo de prueba para justificarla.

    Así, si desea subir el alquiler a su inquilino, debe tener pruebas que respalden la existencia de un acuerdo de alquiler y la cantidad acordada. Esto puede incluir los pagos efectuados a través de transferencias bancarias, emails de confirmación de pago o recibos que demuestren, entre otras cosas, la fecha de inicio del alquiler, importantísimo a la hora de justificar la subida del alquiler.

    De no haber tales pruebas, cualquier intento de incrementar la renta podría ser considerado ilegal y el inquilino podría rechazarlo. Es más, si no hay justificación para la subida y el propietario decide hacerlo de forma unilateral, podría llegar a considerarse una forma de presión para que el inquilino abandone la vivienda (coacción), cuyas consecuencias legales para el propietario son mucho más graves.

    Los riesgos de los alquileres sin contrato escrito

    1. Difícil prueba de acuerdo

    En situaciones de alquiler verbal, si surge un conflicto, como una disputa sobre el precio del alquiler, la duración del contrato, las condiciones de la vivienda o la subida de la renta, ninguna de las dos partes tiene un respaldo claro que avale su versión.

    En este caso, ambas partes tendrían que demostrar con otros medios que existió un acuerdo y en qué condiciones.

    2. Posibles demandas judiciales

    Si no se llega a un acuerdo amistoso, cualquiera de las partes (propietario o inquilino) puede presentar una demanda judicial para resolver el conflicto. Dependiendo del asunto que esté en disputa, como una subida de alquiler injustificada o el incumplimiento de alguna de las partes, el juez decidirá según la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) y el Código Civil, si llegara a ser necesario.

    3. Posibles sanciones al propietario

    Es importante recordar que el propietario debe declarar el alquiler en la renta incluso si no existe contrato escrito. Sin embargo, si tiene problemas para demostrar la procedencia de dichos ingresos, es posible que Hacienda sospeche y que, finalmente, termine sancionándolo.

    Alquila tu piso con contrato y con el alquiler asegurado

    En Wolo tenemos claro que firmar un contrato de alquiler es lo mejor tanto para el propietario como para el inquilino. Por eso, nos hemos especializado en alquileres de larga duración y ofrecemos al propietario un servicio de alquiler seguro, una protección absoluta contra impagos:

    Si el inquilino no paga, nosotros te pagamos a ti el alquiler y le solicitamos a él la deuda pendiente, no contigo, sino con nosotros. Y todo desde el primer día y hasta que se produzca el desahucio (si fuera necesario), cuyos costes también asumimos nosotros.

    No te la juegues alquilando tu vivienda sin contrato ni haciéndolo sin garantías económicas. Alquílala con Wolo (y con contrato) y vive con la tranquilidad de tener tu dinero asegurado pase lo que pase.

  • La gentrificación: definición, causas y consecuencias de este fenómeno

    La gentrificación es uno de los fenómenos urbanos más debatidos en las últimas décadas. A simple vista puede parecer una transformación positiva de los barrios, pero detrás de ello se esconde una realidad mucho más compleja.

    En este artículo de Wolo analizamos qué es la gentrificación, qué la causa y cuáles son sus consecuencias. También veremos cómo influye en el precio de la vivienda y por qué se ha convertido en un problema estructural en muchas ciudades del mundo.

    ¿Qué significa gentrificación?

    La gentrificación es un proceso de transformación urbana en el que un barrio popular o con rentas medias-bajas experimenta una revalorización progresiva. Esto suele ocurrir cuando nuevos residentes con mayor poder adquisitivo se instalan en la zona, lo que genera cambios en el comercio local, en la oferta cultural y, sobre todo, en el precio de las viviendas.

    El término “gentrificación” proviene del inglés gentry, que hace referencia a la clase media-alta o acomodada. Así, este fenómeno implica la llegada de esta nueva clase social (la mayoría, extranjeros) a barrios tradicionalmente habitados por personas con menores recursos, quienes en la mayoría de casos se ven obligadas a mudarse a otras zonas con precios más asequibles.

    Causas de la gentrificación

    La verdad es que el fenómeno de la gentrificación es global, y sus causas son complejas, tanto que varían de un lugar a otro. No obstante, hablaremos de los rasgos comunes que existen en cualquier parte del mundo donde tiene lugar este fenómeno.

    Políticas urbanísticas e inversión inmobiliaria

    Uno de los factores que impulsa la gentrificación es la intervención institucional. Muchas ciudades promueven planes de renovación urbana para atraer inversión, turismo o nuevos residentes.

    Estos proyectos, aunque presentados como mejoras, suelen provocar un aumento del valor del suelo y atraen el interés de promotores inmobiliarios que buscan maximizar beneficios sin importar las consecuencias.

    Atractivo cultural de los barrios tradicionales

    Los barrios que conservan un fuerte carácter identitario, con historia, diversidad cultural o una estética singular, suelen ser objeto de gentrificación.

    Esta autenticidad atrae nuevos habitantes con mayor poder adquisitivo que buscan precisamente esa “vida de barrio”, aunque su llegada transforme por completo el entorno original, como también ocurre con el turismo masivo, fuertemente relacionado con la gentrificación.

    Escalada del mercado inmobiliario

    La dificultad para encontrar vivienda en zonas céntricas o consolidadas (sobre todo en las grandes ciudades como Málaga, Madrid o Barcelona) empuja a las clases medias a buscar alternativas más asequibles en barrios cercanos.

    Este traslado eleva la demanda en esas áreas, lo que provoca un incremento en los precios del alquiler y la venta de viviendas, acelerando el proceso. Esto es la pescadilla que se muerde la cola, es decir, la gentrificación va expandiéndose desde su lugar original hacia las zonas aledañas, por lo que, al menos en el plano teórico, llegaría un momento en que toda la ciudad estaría gentrificada.

    Consecuencias de la gentrificación

    Si bien la gentrificación tiene algunas ventajas, como la mejora de la infraestructura y la economía de los barrios gentrificados, nos centraremos en las consecuencias más bien negativas de este fenómeno.

    Desplazamiento de los residentes originales

    Una de las consecuencias más graves es el desplazamiento de los habitantes de toda la vida. Al aumentar los precios, muchas familias no pueden asumir los nuevos costes de alquiler o hipoteca, y se ven forzadas a abandonar el barrio. Esto no solo supone una pérdida de vivienda, sino también de redes sociales, educativas, laborales y emocionales.

    Precisamente, la gentrificación trae consigo una paradoja, y es que el encanto original del barrio va desapareciendo conforme la población nativa lo va abandonando, con la consecuente pérdida de la identidad tradicional de la zona, uno de los principales atractivos que impulsa la gentrificación.

    Transformación del tejido social y económico

    La llegada de nuevos residentes con hábitos, gustos y niveles económicos diferentes puede romper el equilibrio del barrio. Así, se sustituyen comercios tradicionales (tiendas, restaurantes típicos, etc.) por negocios más orientados al consumo turístico o al estilo de vida de las clases medias-altas (alquiler de vehículos urbanos, grandes franquicias, boutiques de lujo, etc.).

    Esto, una vez más, genera una pérdida de identidad comunitaria y aumenta la sensación de exclusión entre quienes deciden permanecer como puedan.

    Incremento de la desigualdad urbana

    La gentrificación acentúa las diferencias entre barrios ricos y pobres. Mientras unas zonas se embellecen y revalorizan, otras quedan relegadas a un segundo plano, sin inversiones ni servicios adecuados.

    Este fenómeno alimenta la segregación urbana y contribuye a una ciudad más desigual y fragmentada, tanto en el plano económico como social.

    Impacto de la gentrificación en el precio de la vivienda

    No hay duda de que la relación entre gentrificación y precio de la vivienda es directa y contundente.

    A medida que un barrio se vuelve más atractivo para la inversión y para nuevos residentes con mayor poder adquisitivo, los precios de alquiler y compra se disparan. Esto tiene un doble efecto:

    • Por un lado, incrementa el valor del suelo, lo que genera beneficios a propietarios y promotores.
    • Por otro lado, convierte la vivienda en un bien inaccesible para buena parte de la población que antes sí podía vivir allí.

    El resultado es un mercado más especulativo, menos accesible y cada vez más alejado de su función principal: garantizar el derecho a una vivienda digna.

    Posibles medidas contra la gentrificación

    El fenómeno de la gentrificación, como dijimos antes, es muy complejo y muchas veces detrás de ella se encuentran grandes promotores inmobiliarios a los que no siempre se puede (o se quiere) poner límites.

    Sin embargo, sí que podemos hablar de ciertas medidas que podrían reducir o, como mínimo, poner ciertos límites a este proceso.

    1. Regulación del precio del alquiler

    Al menos sobre el papel, una de las medidas más efectivas es establecer límites al aumento del precio del alquiler, justamente, algo que sigue generando debate después de los últimos cambios en la ley de vivienda de 2023.

    Las leyes de control de rentas pueden evitar que los propietarios suban los precios de forma desproporcionada tras una revalorización del barrio. Estas políticas deben ir acompañadas de mecanismos de inspección y sanción para garantizar su cumplimiento, con especial control de los alquileres turísticos y temporales.

    2. Impulso de la vivienda pública y asequible

    Por supuesto, no todas las medidas deben ser relativas a los propietarios y a los precios de la vivienda. El fortalecimiento del parque de vivienda social asequible es clave para garantizar que las familias de rentas bajas puedan seguir viviendo en zonas tensionadas.

    Esto implica tanto la construcción de nuevas viviendas como la rehabilitación de edificios existentes para uso público, con criterios de permanencia y acceso justo. Para ello, se necesita de una gran inversión, ya sea del Estado o del sector privado, además de destinar esas viviendas exclusivamente a familias con menos recursos.

    3. Limitación del alquiler turístico

    Las plataformas de alquiler vacacional han contribuido significativamente a la expulsión de residentes en muchos barrios. Restringir el número de licencias turísticas, especialmente en zonas con alta presión inmobiliaria, ayuda a proteger el uso residencial del suelo urbano y evita la conversión de viviendas en alojamientos turísticos de corta estancia.

    De hecho, el 1 de julio entraron en vigor algunas medidas dirigidas a establecer un mayor control sobre este tipo de alquileres y de plataformas. En este otro post te contamos todas las novedades.

    4. Protección del comercio local

    El pequeño comercio, el que más contribuye a la vida típica del barrio, también es uno de los principales damnificados por la gentrificación. Por ello, establecer normativas que lo protejan frente a grandes cadenas (como moratorias, ayudas al alquiler o ventajas fiscales) ayudaría a mantener la identidad de los barrios y preservar el tejido económico vecinal.

    5. Participación ciudadana en la planificación urbana

    Incluir a vecinos y colectivos locales en los procesos de diseño urbano evita decisiones que favorezcan la especulación. Los presupuestos participativos, las consultas públicas y las mesas de diálogo son herramientas para construir barrios con una planificación más justa, inclusiva y democrática.

    6. Zonificación inclusiva

    Esta política obliga a las promotoras privadas a destinar un porcentaje de sus proyectos residenciales a vivienda asequible. Es una forma de asegurar diversidad social en nuevos desarrollos urbanos y evitar la expulsión de población por cambios drásticos en la composición del barrio.

    7. Observatorios urbanos y seguimiento de datos

    Tener datos fiables sobre el mercado inmobiliario, la población residente y los cambios socioeconómicos en los barrios permite tomar decisiones basadas en evidencias. Crear observatorios urbanos o unidades de vigilancia de la gentrificación es fundamental para reaccionar a tiempo ante signos de desplazamiento.

    Como agencia inmobiliaria online, en Wolo siempre estamos atentos a las novedades en el sector del alquiler y de la compra, para ofrecer información detallada y neutral sobre las cuestiones que afectan tanto propietarios como inquilinos, como la gentrificación.

    Si estás pensando en vender tu vivienda o buscas un alquiler seguro de larga duración, en Wolo te ofrecemos un servicio integral y transparente.

    Contamos con un equipo de expertos que se encargará de todo el proceso, asegurando la mejor rentabilidad para ti y la tranquilidad en cada paso.

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